Rosberg ‘pica’ a Hamilton en la debacle de McLaren-Honda: Alonso fuera de la Q3
La cámara cabalgaba entre los McLaren-Honda y el excéntrico público japonés. Dos imágenes discrepantes, que cuando coincidían cercanas en el tiempo sonaban a violín desafinado. La felicidad que prometía la nueva unidad de potencia nipona se ha quedado como Pedro Sánchez: en casa. La inenarrable configuración del MP4-31 no se ha adaptado al legendario trazado en 8. En Suzuka más de uno se iba a atragantar.
El primero en quedarse con el pastel en el esófago fue Jenson Button. El giro del británico fue centésimas más lento que el de Alonso, quedándose en el suburbio de la Q1 junto con los Sauber, Manor, y Magnussen. Fernando se asomó a Mordor pero pospuso su muerte 15 minutos, como el que se levanta a trabajar a horas intempestivas y estira la alarma. Allí se quedó, en Q2, como la loca del muelle de San Blas. Se le negó la condicional de pelear, evidenciando que los resultados pasados también tienen algo de manos. Esto, en casa de Honda, duele el doble.
Carlos Sainz sufrió con su Toro Rosso de motor outlet. Su aerodinámico monoplaza se intenta rebelar contra esa unidad de potencia Ferrari 2015 que ya huele. Desentonan como Auryn en un concierto de Bruce Springsteen: ambos fuera de Q3. El español venía mejorando, exprimiendo la mecánica de su STR11, pero trompeo en Spoon: 14º, por delante de su amigo Fernando, 15º.
Alonso, a soñar con la lluvia
En la fiesta privada japonesa, nadie entraba en el reservado de Mercedes. Una zona VIP inexpugnable para Red Bull y Ferrari. El primer asalto del ardiente duelo entre Rosberg y Hamilton arrancó sin tanteo. El segundo en el Mundial trasladó toda la ira de Sepang al asfalto de Suzuka… sin éxito en su empresa. Las palabras del británico se entumecieron cuando Nico Rosberg mejoró su vuelta: pole para el líder.
Pero ya saben, de nada valen las exhibiciones el sábado si la primera curva es de montonera o el motor se quema. El domingo debe ser el inicio de una resurrección a 5 plazos para Lewis Hamilton. Una reconquista de 23 puntos que aparece como una subida al K2. Alonso y McLaren-Honda, a cantar toda la noche para que aparezca la lluvia en Japón con tantas gotas como puntos.